La Niñita

Voy a jugar en el parque. No, mejor me como una mandarina. O puedo leer un libro, de esos enormes que tiene mami en la habitación. ¿El Quijote? ¿Me lo podré leer en un solo día? Mejor saltare a la comba. Caca. Me he hecho pupa en la pierna, no creo que pueda. Jugaré con mis tractores. El amarillo es mi favorito. No, el rojo, es brillante y veloz.  

-Hija, ¿podrías sacar la basura?  

La maloliente basura va a ser expulsada de esta casa. Bajo los primeros cinco escalones y… ¿Ese cuadro siempre ha estado allí? Marco rojo. ¡Cómo mi tractor! La foto está en blanco y negro. Como las pelis antiguas que me ponía el abu cuando mami no estaba. Es una cama, blanca como la nieve. Hay un señor acostado, cubierto con una sábana hasta el pecho. Lleva una bata con minúsculos puntos. No me gusta, es hortera, como dice mami. Hay una maquina con líneas rojas. Sube hacía arriba, baja hacia abajo y se queda parada, no sube ni baja. Me fijo en su cara. Pálida y sin vida. No sonríe, esta triste, muy triste. Sus ojos son verdes, como los míos. Están rojos. A mi se me ponen así después de llorar, quizá a llorado. Se parece a alguien que conozco. Hago memoria. Papi me decía que lo recordaba todo, siempre le ganaba cuando jugábamos a la memoria. Bajo un escalón más. Recuerdo.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

-Mami, ¿papi cuando vuelve?